"COPA "
Eran las diez de la mañana en aquel
salon amplio, estudio de ventanas de vidrio
la poca luz de montaje amenazante
la luz natural que entraba por los ventanales
daban de golpe
como una tormenta aterradora;
Habia llegado a inspeccionar
que todo estuviera en orden.
Esa mañana la naturaleza afuera
era exquisita,
los pájaros volaban esporádicos sobre en cielo,
las conversaciones indecorosas de los compañeros
eran bruscas y vulgares,
como suelen los amigos brindar las confianzas
de platicas grotescas casi obscenas.
Yo,
Yo pensaba en ti,
en la obscenidad repulsiva de nuestras caricias
(si nos encontrarán de repente , decías susurrando, nos matarían)
con las fuerzas de mis manos atando tus muñecas
dejando ir toda mi carne del poema dentro de tu cuerpo;
el fastidio del tiempo era inoportuno,
tus muslos abiertos, ave a punto de volar
desde los riscos desde las alturas;
la carne roja de la ostra de tu cuerpo
se abria de par en par,
como una herida recién echa,
tu gemir de una bestia aprisionada por mis labios
queriendo librarse de su captor,
y el beso sonoro de amor
como una piedra que cae en la espuma del agua
sobre un tranquilo rio.
yo escuchaba extasiado, como drogado
sobre tu cuerpo, aquel día solo existíamos tu y yo,
todo se me olvido.
El ruido de una copa de vidrio
que se quebró sobre la alfombra del estudio
me desperto del extasis
allí estaban todos con sus platicas pecadoras,
mi mundo atravesado por dos cuchillos,
tenia que correr
darme prisa
tenia otra reunión .
el siguiente día revisaba los archivos
el trabajo de mis compañeros el dia anterior
era estupendo, excelente trabajo ,
y si,
allí estabas tu;
doce por dieciséis impreso en papel
listo para ser firmado y enviado por correo,
tu pelo suelto, tu piel morena clara,
radiante como de costumbre
con una leve sonrisa,
que hacia hundir tu camananse en tu mejilla,
Tomándole el brazo a tu esposo,
el traje que ceñías lo conocía perfectamente,
parecia un mensaje redactado
o una burla al tiempo;
era tu amor por el.
Todo el que ha amado de verdad,
tiene cicatrices.
Autor:Hilario Esteban Lopez©